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¿la revolucion favorecio a la manera de gobernar de mexico?

miércoles, 10 de marzo de 2010

El pintor mexicano David Alfaro Siqueiros (1898-1974), uno de los máximos exponentes del muralismo mexicano, junto con Diego Rivera y José Clemente Orozco, debe parte de su leyenda a su participación en la guerra de España, donde se le asignó a dedo el grado de teniente coronel del Ejército Popular, a pesar de que su única experiencia militar había sido servir como teniente de Estado Mayor del general Manuel M. Diéguez, en la Revolución Mexicana, entre 1914 y 1918.
Ya en la guerra civil mexicana, Siqueiros dio muestras de la impiedad que después practicaría en la española. En sus memorias (Me llamaban el Coronelazo, México, Grijalbo, 1977) relata que al entrar el ejército revolucionario en Guadalajara, cayó en sus manos un coronel enemigo que se había emborrachado la noche anterior y no se había percibido de que la ciudad había cambiado de dueños. Siqueiros se divirtió a sus expensas, aprovechando la terrible resaca del oficial y haciéndole creer que estaba entre los suyos. Poco después lo entregó a unos soldados para que lo mataran.
El apoyo de Siqueiros a la causa republicana se formalizó burocráticamente a través de un contrato entre el pintor y el Ministerio de la Guerra, firmado el mismo 20 de marzo del 37. El contrato, cuyo original se conserva en Ávila, estipulaba como primera providencia que Siqueiros recibiría en el primer mes, “en concepto de indemnización para gastos de instalación y equipo”, un doble sueldo como teniente coronel, además de las correspondientes dietas de retaguardia, en total cerca de 4.000 pesetas. El contrato tenía una vigencia de tres meses prorrogables. Pero quizá todos estos detalles le parecieran demasiado prosaicos al artista mexicano como para mencionarlos en sus memorias y contradecir su imagen de revolucionario idealista.
Pedro Corral presenta en este número una investigación en exclusiva sobre la intervención del muralista mexicano en la Guerra Civil, desmontando con documentos inéditos la actuación idealizada del artista.

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